(26-06-2010)
Hoy fue uno de esos días en los que dices "ah, finalmente lo entendí todo". Durante años puedes andar ciega pero en algún momento algo pasa que te abre finalmente los ojos y lo ves todo con absoluta e indiscutible claridad.
Siempre pensé ser una persona perspicaz e intuitiva, pensé conocerte como más nadie lo hacia y creí que eras una persona intachable más allá de toda duda o sospecha. Pero la verdad es que me creé un personaje de ti, te atribuí cualidades y valores que jamas tuviste, te pinté como a mi me dio la gana, siempre con los mejores colores y al final resulta ser que no eras ni la mitad del hombre que yo me inventé.
Que triste ver hacia atrás y comprobar que tantos años de cariño y confianza fueron un total desperdicio de energía. Lo siento por mi y nunca por ti, porque te llevaste la mejor parte. Nunca te conocí, debe ser por eso que ahora escribo estás últimas palabras dirigidas a ti con una cierta distancia y moderada frialdad. Aquel que yo me inventé merecía una otra oportunidad, este que hoy descubrí que eres, merece un punto final.
Y el que realmente eres, descubrí, no vale nada. Siempre pensé, alegremente, que en todos mis años de vida nunca había conocido al verdadero "malo de la película", oía y observaba las historias de las otras y pensaba, bueno, de lo más que me puedo quejar es que tu no supiste ser un suficiente buen amigo, pero a final de cuentas, ni un buen amigo, ni un buen hombre y ni siquiera un buen ser humano.
Este que hoy descubrí que eres, es un ser cobarde, manipulador y egoísta, capaz de jugar con los sentimientos de quien le aparezca por delante poniendo la mejor cara posible de angelito con causa y por detrás dejando a su paso un rastro de decepción y engaño.
Siempre desee lo mejor para ti, tu bienestar y felicidad en la vida eran mas importantes para mi que mi propia salud mental o emocional y la verdad que no te merecías ni una pequeña parte de todas esas mis buenas intenciones.
Es re-vindicador pensar que la vida da las vueltas que da y te hace pasar por ciertas amarguras con un propósito determinado, aunque tal propósito solo se muestre claro pasado mucho tiempo. Le doy gracias al Dios que me alejó de tu camino, que me hizo hoy sentarme a tomar un café con una vieja amiga y poner las cuentas claras. Le doy también las gracias al dicho Dios por el de la sonrisa de 1000watts... que brilló en mi mundo cuando todo lo que restaba era obscuridad. Una obscuridad que tu creaste y que cuya importancia, una importancia que yo le di, hoy me parece ridículamente insignificante.
Good radiance, a partir de ahora yo desaparezco finalmente de tu vida y tu de la mía, este es el punto final.
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